Eutanasia: De buenas intenciones está empedrado….

Bajo el título “No quiero seguir viviendo, me quiero morir”: ¿es posible una ley de eutanasia en Uruguay?, una nota del domingo 19 Junio 2022 de El País de Montevideo, cuyo link compartimos, pretende dar respuesta a un deseo que busca hacer comprender al lector.

El artículo, que en apariencia muestra con objetividad posiciones a favor y en contra, no deja de ser una contribución efectista a favor de la eutanasia. La presenta con parcialidad, desde lo emocional y testimonial, con la pretensión de hacerse eco de una necesidad humana que hoy “la ley” impide satisfacer.

Un dolor se vuelve deseo cuando se nos muestra el elemento capaz de quitarlo. Cuanto más localizada y cerca está la solución, más fuerte suele ser el deseo. En el caso de este artículo, se indica un satisfactor: la ley de la eutanasia. Los deseos son armas poderosas, utilizadas a lo largo de la historia como herramientas de transformación social. Hay deseos muy bien fundados, y también ha habido otros muchos, muy fuertes, que han querido satisfacerse cambiando, eliminando o desoyendo normas legales o éticas, nacionales o internacionales. Sobran los ejemplos desastrosos de satisfactores mal elegidos que llevaron a países enteros por caminos infernales, con daños irreparables. No vamos a profundizar en ello.

La pregunta del título induce a una única respuesta. El tema es que esa respuesta puede ser muy mala para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. Que la ley puede permitir la eutanasia, no hay dudas. El tema es si debe, y, a qué costo.

Algunos argumentos de quienes pensamos que no debe la ley permitir la eutanasia:

  • La eutanasia genera un incentivo económico a favor de discontinuar la vida del paciente costoso, que va contra un juramento hipocrático milenario que ha cimentado la relación médico paciente a lo largo de la historia.
  • Genera también un incentivo económico que va en dirección contraria a la inversión en cuidados paliativos. Los incentivos económicos actúan de forma silenciosa y eficaz, en este y en cualquier caso en que se aplican.
  • El derecho a morir es en realidad el derecho a eliminar las “vidas sin sentido”, un camino peligroso para todos los seres humanos, en la medida que el número de “vidas sin sentido” para uno mismo o para otros, es ilimitado.
  • En esta lógica, el concepto de “vidas sin sentido” y que por lo tanto “no merecen ser vividas”, señala y discrimina a:  quienes sufren cualquier dolor insoportable para ellos o para quienes los ven; quienes tiene graves deficiencias físicas, emocionales o culturales; las personas con enfermedades incurables; las personas mayores que ya no pueden imitar el disfrute del adolescente.
  • El quitar la vejez, la muerte, el sufrimiento, o lo desagradable, aún a costa de la vida humana, es un paso claro hacia una cultura incapaz de practicar la solidaridad y la compasión.
  • Claramente hay formas más humanas de tratar al que sufre.
  • Hay analistas que invitan a pensar si detrás de las buenas intenciones que parecen inspirar estas leyes, no se encuentra una psicología social débil, que tiene miedo a sufrir viendo sufrir y el odio estético ante situaciones reales que preferimos ocultar.

Tal cual dice el proverbio: de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

Mag. Pablo Torres

https://www.elpais.com.uy/que-pasa/quiero-seguir-viviendo-me-quiero-morir-posible-ley-eutanasia-uruguay.html

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Vientos nuevos: defensa de la vida

En lo que parece ser un nuevo tiempo marcado por el pasaje de la denuncia a la acción a favor de la vida, los católicos de los Estados Unidos responden al ataque de las organizaciones abortistas: con el compromiso de redoblar sus esfuerzos para acompañar a las mujeres y parejas que enfrentan embarazos inesperados o difíciles, y durante los primeros años de la paternidad, ofreciéndoles atención amorosa y compasiva a través de muchas y distintas iniciativas.

Hay indicios del comienzo de una nueva ola de reacción a favor de los derechos del ser humano no nacido. Un cambio de arie marcado por iniciativas legales que comienzan a poner límite al aborto, particularmente, cuando ya el corazón del niño puede escucharse en el vientre materno.

En este marco ha recorrida el mundo la noticia de la filtración ilegal de un borrador de la Suprema Corte de los Estados Unidos sobre el caso  Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, que podría marcar un nuevo hito en esta materia y que motivó la movilización y alerta de los grupos por Aborto.

El borrador reveló la opinión de uno de los jueces respecto de que el fallo Roe v. Wade de 1973 debe anularse para » devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo». Es claro que la filtración no representa la opinión actual o final del tribunal.

En reacción a los contenidos de esta filtración, el lobby pro-Aborto ha organizado un conjunto de movilizaciones enfocadas en las residencias de los jueces de la Suprema Corte y en los templos de la Iglesia Católica.

Por su parte,  los grupos pro-Vida siguen con sus actividades y manifestaciones públicas, a la vez que el presidente del Comité Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. emitió el siguiente llamado a la oración:

“La filtración relacionada con el caso de la Corte Suprema de EE. UU. de Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization nos recuerda la necesidad urgente de oración y acción en este momento crucial en nuestro país.

“Como católicos, nos preocupamos por cada niño por nacer y cada madre. Nuestra Iglesia ha testificado consistentemente en palabra y obra que la vida comienza en el momento de la concepción . Como compartieron los obispos en nuestra declaración De pie con las mamás necesitadas: nos comprometemos a ‘redoblar nuestros esfuerzos para acompañar a las mujeres y parejas que enfrentan embarazos inesperados o difíciles, y durante los primeros años de la paternidad, ofreciéndoles atención amorosa y compasiva a través de iniciativas como Walking with Moms in Need y muchas otras’.

“Al mismo tiempo, mientras esperamos la decisión de la Corte, instamos a todos a que intensifiquen sus oraciones y ayunos para que la decisión final de la Corte produzca la revocación de Roe y Casey.

“Esperamos y oramos por un cambio en nuestras leyes y estamos listos para ayudar a todas las mujeres embarazadas que lo necesiten en cada una de nuestras comunidades.

“Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros y guíanos”.

Soplan vientos nuevos. Quiera Dios que marquen un despertar del valor de la vida en occidente.

Fuerte rechazo al «derecho a matar»

Transcribimos a continuación el comunicado de la Comisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay, en que se advierte como un paso más en el desconocimiento al derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona.

COMUNICADO DE LA COMISIÓN DE FAMILIA Y VIDA DE LA CEU, con ocasión de la aprobación de la ley que libera el aborto en la Argentina

31 de diciembre de 2020

El hecho de la aprobación en el Congreso de la República Argentina de una ley que libera y favorece el aborto tiene un significado que trasciende ese país y amerita esta breve toma de posición y advertencia.

  1. La ley crea el derecho a abortar – eufemísticamente llamado interrupción del embarazo –, o sea a impedir la prosecución de la vida del ser humano que hay en el vientre.
    Así se legaliza el derecho a matar a un ser humano indefenso. Este supuesto, va contra el derecho a la vida de los seres humanos.

2. Como en la mayoría de los casos similares de otros países, se comienza con algunas causales.
Se pone en primer lugar la violación, en segundo término, se menciona el riesgo de la vida de la madre.

Luego se abre la puerta a todo lo que se quiera: si estuviera en riesgo “la salud integral de la mujer o persona gestante”.  Más adelante se define “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”. O sea para abortar se puede apelar a cualquier situación, que la gestante califique como que atente a su bienestar físico, mental o social: cualquier cosa, no hay límite.

3. Se limita la patria potestad. Uno de los progenitores o responsable legal debe estar presente, cuando se trata de una adolescente de 13 a 16 años, pero no puede oponerse, basta con el asentimiento de ésta. Si hubiera disidencia, decide el profesional. Luego de los 16, decide sin ni siquiera comunicar a los progenitores.

4. Se limita la libertad de educación y se impone a todos los estudiantes, en todas las edades, la enseñanza del aborto como un derecho, unido a otras ideas. “El contenido curricular sobre aborto debe ser enseñado como un derecho de las mujeres y personas gestantes, a través de contenidos científicos, laicos, confiables, actualizados y con perspectiva de género que puedan fortalecer su autonomía”. O sea, según la presente ley no se puede enseñar que el aborto no es un derecho, sino una violación del derecho, tanto por parte de quien lo ejecuta, como por parte del Estado que lo favorece.

ALGUNAS CONSIDERACIONES.

Rechazamos totalmente que se considere un derecho el matar al ser humano gestado en el vientre de la madre o gestante. Lo rechazamos porque niega el derecho del ser humano nascituro.
Lo rechazamos por injusto y falso.

Esta ley de la República Argentina, así como la de la República Oriental del Uruguay, carecen del fundamento del derecho que es la razón, que a su vez reconoce el ser antes de la voluntad de los hombres.

Estas leyes desconocen de facto la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Artículo 3. “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

La ley pretende borrar la Convención Americana de Derechos Humanos, de San José de Costa Rica.

Artículo 4.1. “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.  Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción.  Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

La misma Convención dice que persona se entiende como todo ser humano (art.1.1) y aquí extiende la protección desde el momento de la concepción.

Si, como toda ley y tratado, debe ser interpretado según la mente de los legisladores o participantes, es patente la mentira de quienes quieren defender los Derechos Humanos y le niegan el derecho a la vida al nascituro.

Denunciamos el mayor genocidio de todos los tiempos, que se va propagando en el mundo con el infanticidio en el seno materno, aprobado y promovido desde el Estado. Al se quiere ahora agregar el peso de la muerte provocada en los ancianos y débiles.

Llamamos a seguir trabajando en favor de los demás.
Es imperioso ayudar especialmente a los más débiles, comenzando por los nascituros y siguiendo por las mujeres con dificultades físicas, psicológicas, económicas y espirituales, para dar a luz a sus hijos.

También es necesario ayudar a las madres con síntoma post-aborto y a todos los que tienen secuelas físicas, psíquicas y espirituales por su participación en abortos. Sobre todo estamos llamados a acompañar a las nuevas generaciones, con una educación en la verdad, la virtud, la generosidad, el amor, que  valore al otro, incluido el nascituro. Que con una recta formación humana, sexual, familiar estén aptos para comunicar y cuidar la vida humana. No se ayuda a nadie con el aborto.

Exhortamos a mantener la luz de la verdad y el derecho justo.
Seguiremos proclamando, con respeto y firmeza, la iniquidad del aborto y de las legislaciones que lo defienden e imponen social y culturalmente. Buscamos la reversión de una situación tan trágica como es la destrucción de los fetos nascituros. Procuramos una renovación de la sociedad, más virtuosa, más noble y sana.

Estas leyes de legalización del aborto y de imposición de su ejecución por los sistemas de salud y la imposición de su enseñanza como legítima ponen de manifiesto la corrupción de la razón y de los sistemas de pensamiento y de poder que no admiten otra verdad que el interés, sea colectivo, sea grupal, sea individual.
Stat pro ratione voluntas. En lugar de la razón, el fundamento es la voluntad de legalizar lo que se quiere.

Es patente la decadencia de la razón, del derecho y de la justicia en los sistemas de pensamiento que sostienen estas formas de dominación de la vida de los pueblos, en la legislación, los sistemas de salud y de la enseñanza.

La negación del derecho del nascituro y de las personas e instituciones a oponerse al atropello a la razón de estas leyes, socava la legitimidad del sistema democrático y lo vuelve instrumento de injusticia.

Los legisladores no tienen una potestad omnímoda de decidir, aun contra derecho y contra razón. Tampoco los pueblos, o sus mayorías, tienen la potestad omnímoda de crear el derecho.

Sobran ejemplos en la historia para ver cómo mayorías votaron y dieron validez jurídica a dictaduras, gobiernos totalitarios y destructores de los derechos humanos.

No es verdad que porque se haya votado una ley el asunto esté laudado: es sólo una ley injusta votada. No se vuelve buena y recta esa ley porque el pueblo piense de una manera o no haya luchado por cambiarla. Sólo muestra que los pueblos están compuestos por pecadores, son influidos por quienes tienen el poder de distintos medios.

Si así fuera, por ejemplo, la esclavitud estuvo laudada por mucho tiempo.

Las reflexiones anteriores se han hecho a partir de la razón y el derecho común. Ahora queremos recordar que es razonable reconocer al Creador y que fundamenta plenamente la razón y el derecho.
Comprobamos, que desgraciadamente – porque no nos alegramos – la razón sola, el humanismo sin Dios, aún con la mayor buena voluntad, en su propia evolución termina siendo antihumano, porque no fundamenta absolutamente la verdad, la rectitud moral y la dignidad de la persona humana. “La creatura sin el Creador desaparece” (creatura sine Creatore evanescit) GS 36. En esto concordamos con todos los creyentes, porque “cuantos creen en Dios, sea cual fuere su religión, escucharon siempre la manifestación de la voz de Dios en el lenguaje de la creación”.

No aceptamos de ninguna manera que, dentro del pensamiento correctamente admitido, el testimonio de los creyentes, la razón iluminada por la fe, no sea reconocido como fuente del saber legítimo, que fecunde la búsqueda común, mientras sí se puede imponer un pensamiento único, que rechaza la verdad, y se apoya en la voluntad de poder. En este proyecto concuerdan tanto los diferentes marxismos, como las aquellas doctrinas liberales que niegan el señorío de Dios – a lo más lo dejan como un gusto privado -, quedando la verdad reducida a las afirmaciones individuales y a los poderes dominantes.

Por eso, con la razón y la fe, creyentes en el testimonio de Dios dado por Jesucristo, compartimos el reconocimiento último de la dignidad de cada ser humano desde su concepción, fundada en el derecho natural y, en último término, en Dios Creador, Padre de Nuestro Señor Jesucristo.

También compartimos la convicción de que Jesucristo es el único salvador del hombre y de los pueblos. Que Él es el camino y la verdad  y la vida.
El Niño Jesús, nacido de María Virgen, es el Logos de Dios, la luz verdadera, que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre (Jn 1,9).

Fue Él, quien históricamente, salvó a la humanidad de poner como fundamento del derecho la voluntad del soberano, sea éste el rey – en un sistema monárquico – , en los grupos preponderantes – en sistemas oligárquicos –, sea en el pueblo o en sus mayorías – en regímenes democráticos. Con ello, libera a la razón y al derecho, para que se someta a la verdad. En este caso libera de la atrocidad de justificar legalmente la destrucción de los hijos e imponer esta justificación por la enseñanza dirigida por el Estado y obligar a todos a aceptar tamaña iniquidad. Así nos hace verdaderamente libres.

Elevamos a Dios, nuestro Señor, nuestras súplicas por todos los males de la humanidad, en particular los de la actual pandemia. Por medio de Santa María y de San José le pedimos por su Hijo, el Verbo hecho carne, nos abra los ojos, y con verdadera libertad asumamos la responsabilidad de librar a nuestros pueblos de la oscuridad fruto del pecado y trabajar por la vida y la salvación de todos.

Canelones, 31 de diciembre de 2020.

por la Comisión de Familia y vida de la CEU

Mons. Alberto Sanguinetti Montero

Presidente

Carlos Queraltó y María Teresa Zerbino

Secretarios ejecutivos

32 países acuerdan defender en la ONU el valor de la persona humana

El jueves 21 de octubre de 2020 marca un hito histórico en la visión inclusiva de los Derechos Humanos.  La declaración “Geneva Consensus Declaration” (Declaración de Ginebra: Consenso), es un documento por el que 32 Estados, que representan 1.600 millones de personas, unen esfuerzos para la promoción de la salud de la mujer y el fortalecimiento de la familia.

 La declaración explicita 7 puntos:

  1. Reafirmamos que “todos son iguales ante la ley” y que los derechos humanos de las mujeres y las niñas son “parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades fundamentales”;
  2. Ponemos de relieve que los hombres y las mujeres tienen “igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos”, así como los derechos económicos, sociales y culturales; y que “la igualdad de derechos, de oportunidades y de acceso a los recursos, la distribución equitativa entre hombres y mujeres de las responsabilidades respecto de la familia y una asociación armoniosa entre ellos es indispensable para su bienestar y el de su familia”; y que “las mujeres y las niñas deben tener igual acceso a una educación de calidad, a los recursos económicos y a la participación política, así como las mismas oportunidades que los hombres y los niños en el empleo, el liderazgo y la adopción de decisiones a todos los niveles”;
  3. Reafirmamos, en tanto inherentes, “la dignidad y el valor de la persona humana”; que “el derecho a la vida es inherente a la persona humana”; y el compromiso que permite “los embarazos y los partos sin riesgos” y da a las parejas “las máximas posibilidades de tener hijos sanos”;
  4. Ponemos de relieve que “en ningún caso se debe promover el aborto como método de planificación de la familia” y que “cualesquiera medidas o cambios relacionados con el aborto que se introduzcan en el sistema de salud se pueden determinar únicamente a nivel nacional o local de conformidad con el proceso legislativo nacional”; Reafirmamos que “el niño (…) necesita protección y cuidados especiales (…) tanto antes como después del nacimiento” y que “se deben adoptar medidas especiales de protección y asistencia en favor de todos los niños” , basándose en el principio del interés superior del niño;
  5. Reafirmamos que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”, que “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales” y que “las mujeres desempeñan una función decisiva en la familia”, así como reafirmamos la contribución de las mujeres “al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad”;
  6. Reconocemos que “la cobertura sanitaria universal es fundamental para alcanzar no solo los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud y el bienestar”, además de que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” y que “el hecho de que los sistemas de atención de la salud den prioridad al tratamiento de las enfermedades y no al mantenimiento de un estado óptimo de salud también impide la adopción de un planteamiento integral”; y que hay necesidades en “las diferentes etapas de la vida de los individuos”, lo que en conjunto apoya una salud óptima durante toda la vida, y supone brindar la información, las aptitudes y la atención necesarias para obtener los mejores resultados posibles en materia de salud y realizar plenamente el potencial humano; y
  7.  “Reafirmamos la importancia de la titularidad nacional y la función y la responsabilidad primordiales que tienen los gobiernos a todos los niveles de determinar su propia manera de lograr la cobertura sanitaria universal, según su contexto y sus prioridades nacionales”, a la vez que se preservan la dignidad humana y los derechos y las libertades proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Luego, los representantes de las naciones firmantes se comprometieron a colaborar con miras a:

  • garantizarles a las mujeres el pleno goce de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades en todos los niveles de la vida política, económica y pública;
  • mejorar y garantizar el acceso de las mujeres a los avances en materia de salud y desarrollo, en particular de salud sexual y reproductiva, que siempre deben promover una salud óptima, el grado máximo de salud que se pueda lograr, sin incluir el aborto;
  • reafirmar que no existe un derecho internacional al aborto, ni recae sobre los Estados una obligación internacional de financiar o facilitar los abortos, en consonancia con el consenso internacional de larga data de que cada nación tiene el derecho soberano de implementar programas y actividades coherentes con sus leyes y políticas;
  • fomentar la capacidad de nuestro sistema de salud y movilizar recursos para implementar programas de salud y desarrollo que atiendan las necesidades de mujeres y niños en situaciones de vulnerabilidad y promuevan la cobertura sanitaria universal;
  • fomentar políticas de salud pública favorables a las mujeres y niñas, así como a las familias, en particular para fomentar la capacidad del sistema sanitario y movilizar recursos en nuestros países, en marcos bilaterales y en foros multilaterales;
  • apoyar la función de la familia como la base de la sociedad y como fuente de salud, apoyo y cuidado; y
  • entablar un diálogo en el sistema de las Naciones Unidas para hacer realidad estos valores universales, reconociendo que individualmente somos fuertes, pero juntos lo somos más.

Según informa ACI Prensa, el Secretario de Servicios Humanos y de Salud (HHS) en Estados Unidos, Alex Azar, durante la ceremonia el 22 de octubre expresó que el documento tendrá efectos prácticos: “Es una herramienta crítica y útil para defender estos principios en todos los organismos de las Naciones Unidas y en todos los entornos multilaterales, utilizando un lenguaje previamente acordado por los estados miembros de esos organismos”.  Según sus palabras, la declaración fue escrita parcialmente en respuesta a una “tendencia inquietante” en las Naciones Unidas: “Cada vez con mayor frecuencia, algunas naciones ricas y agencias de la ONU en deuda con ellas afirman erróneamente que el aborto es un derecho humano universal (…) Declararemos inequívocamente que no existe el derecho internacional al aborto. Con orgullo, pondremos la salud de la mujer en primer lugar en cada etapa de la vida”. 

Los estados firmantes fueron:

Kingdom of Bahrain

Republic of Belarus

Republic of Benin

Federative Republic of Brazil (cosponsor)

Burkina Faso

Republic of Cameroon

Democratic Republic of the Congo

Republic of the Congo

Republic of Djibouti

Arab Republic of Egypt (cosponsor)

Kingdom of Eswatini

Republic of The Gambia

Republic of Haiti

Hungary (cosponsor)

Republic of Indonesia (cosponsor)

Republic of Iraq

Republic of Kenya

State of Kuwait

State of Libya

Republic of Nauru

Republic of Niger

Sultanate of Oman

Islamic Republic of Pakistan

Republic of Poland

Kingdom of Saudi Arabia

Republic of Senegal

Republic of South Sudan

Republic of Sudan

Republic of Uganda (cosponsor)

United Arab Emirates

United States of America (cosponsor)

Republic of Zambia

Compartimos el link al documento completo con la traducción al español extraída de la página hhs. gov:

Fuente:

https://www.aciprensa.com/noticias/estados-unidos-y-31-paises-firman-declaracion-que-rechaza-el-derecho-humano-al-aborto-78518

https://www.hhs.gov/about/agencies/oga/global-health-diplomacy/protecting-life-global-health-policy/geneva-declaration.html

Sobre la Eutanasia: un cuento de Horacio Quiroga

La compasión


Cuando Enriqueta se desmayó, mi madre y hermanas se asustaron más de lo preciso. Yo entraba poco después, y al sentir mis pasos en el patio, corrieron demudadas a mí. Costome algo enterarme cumplidamente de lo que había pasado, pues todas hablaban a la vez, iniciando entre exclamaciones bruscas carreras de un lado a otro. Al fin, supe que momentos antes habían sentido un ruido sordo en la sala, mientras el piano cesaba de golpe. Corrieron allá, encontrando a Enriqueta desvanecida sobre la alfombra.

La llevamos a su cama y le desprendimos el corsé, sin que recobrara el conocimiento. Para calmar a mamá tuve que correr yo mismo en busca del médico. Cuando llegamos, Enriqueta acababa de volver en sí y estaba llorando entre dos almohadas.

Como preveía, no era nada serio: un simple desmayo provocado por las digestiones anormales a que la someten los absurdos regímenes que se crea. Diez minutos después no sentía ya nada.

Mientras se preparaba el café, pues por lo menos merecía esto el inútil apuro, quedámonos conversando. Era ésa la quinta o sexta vez que el viejo médico iba a casa. Llamado un día por recomendación de un amigo, quedaron muy contentas de su modo cariñoso con los enfermos. Tenía bondadosa paciencia y creía siempre que debemos ser más justos y humanos, todo esto sin ninguna amargura ni ironías psicológicas, cosa rara. Estaban encantadas de él.

—Tengo un caso parecido a éste —nos decía hablando de Enriqueta—, pero realmente serio. Es un muchacho también muy joven. Parece increíble lo que ha hecho para perder del todo su estómago. Ha leído que el cuerpo humano pierde por día tantos y tantos gramos de nitrógeno, carbono, etc., y él mismo se hace la comida, después de pesar hasta el centigramo la dosis exacta de sustancias albuminoideas y demás que han de compensar aquellas pérdidas. Y se pesa todos los días, absolutamente desnudo. Lo malo es que ese absurdo régimen le ha acarreado una grave dispepsia, y esto es para usted, Enriqueta. Cuantos más desórdenes propios de su inanición siente, menos come. Desde hace dos meses tiene terribles ataques de gastralgia que no sé cómo contener…

—Duele mucho eso, ¿no? —interrumpió Enriqueta, muy preocupada.

—Bastante —inclinó la cabeza repetidas veces, mirándola—. Es uno de los dolores más terribles…

—Como mi hermana Concepción —apoyó mi madre— cuando sufría de cálculos hepáticos. ¡Qué horror! ¡Ni quiero acordarme!

—Y tal vez los de la peritonitis sean peores… o los de la meningitis.

Nos quedamos un rato en silencio, mientras tomábamos el café.

—Yo no sé —reanudó mi madre—, yo no sé, pero me parece que debería hallarse algo para no sufrir esos dolores. ¡Sobre todo cuando la enfermedad es mortal, mi Dios!

—Apresurando la muerte, únicamente —se sonrió el médico.

—¿Y por qué no? —apoyó valientemente Clara, la más exaltada de mis hermanas—, ¡Sería una verdadera obra de caridad!

—¡Ya lo creo! —murmuró lentamente mi madre, llena de penosos recuerdos. Luisa y Enriqueta intervinieron, entusiasmadas de inteligente caridad, y todas estuvieron en armonía.

El médico escuchaba, asintiendo con la cabeza por costumbre.

—Sin embargo no crea, señora —objetó tristemente—. Lo que para ustedes es obra de compasión, para otros es sencillamente un crimen. Debe haber quién sabe qué oscuro fondo de irracionalidad para no ver una cosa tan inteligente —ya no digo justa— como es la de evitar tormentos a las personas queridas. Hace un momento, cuando hablábamos de los dolores, me acordé de algo a ese respecto que me pasó a mí mismo. Después de lo que ustedes han dicho, no tengo inconveniente en contarles el caso: hace de esto bastante tiempo.

»Una mañana fui llamado urgentemente de una casa en que ya había asistido varias veces. Era un matrimonio, en el segundo año de casados. Hallé a la señora acostada, en incesantes vómitos y horrible dolor de cabeza. Volví de tarde y todos los síntomas se habían agravado, sobre todo el dolor, el atroz dolor de cabeza que la tenía en un grito vivo. En dos palabras: estaba delante de una meningitis, con toda seguridad tuberculosa. Ustedes saben que muy poco hay que hacer en tales casos. Todo el tratamiento es calmante. No les deseo que oigan jamás los lamentos de un meningítico: es la cosa más angustiosa con su ritmo constante, siempre a igual tono. Acaban por perder toda expresión humana; parecen gritos monótonos de animal.

»Al día siguiente seguía igual. El pobre marido, muchacho impresionable, estaba desesperado. Tenía crisis de llanto silencioso, echado en un sillón de hamaca en la pieza contigua. No recuerdo haber llegado nunca sin que saliera a recibirme con los ojos enrojecidos y su pañuelo de medio luto hecho un ovillo en la mano.

»Hubo consulta, junta, todo inútil. El tercer día el dolor de cabeza cesó y la enferma cayó en semiestupor. Estaba constantemente vuelta a la pared, las piernas recogidas hasta el pecho y el mentón casi sobre las rodillas. No hacía un movimiento. Respondía brevemente, de mala gana, como deseando que la dejáramos en paz de una vez. Por otro lado, todo esto no falta jamás en un meningítico.

»La noche del cuarto día la enfermedad se precipitó. La fiebre subió con delirio a 40,6 grados, y tras ella la cefalalgia, más terrible que antes, los gritos se hicieron desgarradores. No tuve duda ninguna de que el fin estaba próximo. La crisis de exaltación postrera —cuando las hay— suele durar horas, un día, dos, rara vez más. Mi enferma pasó tres días en esa agonía desesperante, gritando constantemente, sin un solo segundo de tregua, setenta y dos horas así. Y en el silencio de la casa… figúrense el estado del pobre marido. Ni antipirina, ni cloral, nada lo calmaba.

»Por eso, cuando al séptimo día vi que desgraciadamente vivía aún en esa atroz tortura suya y de su marido y de todos, pesé, con las manos sobre la conciencia, antecedentes, síntomas, estado; y después de la más plena convicción de que era un caso absolutamente perdido, reforcé las dosis de cloral, y esa misma tarde murió en paz.

»Y ahora, señora, dígame si todos verían en eso la verdadera compasión de que hablábamos.

Mi madre y hermanas se habían quedado mudas, mirándolo.

—¿Y el marido nunca supo nada? —le preguntó en voz casi baja mi madre.

—¿Para qué? —respondió con tristeza—. No podía tener la seguridad mía de la muerte de su mujer.

—Sí, sin duda… —apoyó fríamente mi familia.

Nadie hablaba ya. El doctor se despidió, recomendando cariñosamente a Enriqueta que cuidara su estómago. Y se fue, sin comprender que de casa nunca más lo volverían a llamar.

Horacio Quiroga

Mons. Sanguinetti: una súplica confiada a Dios, Padre de misericordia

Mons. Alberto Sanguinetti invitó a elevar una súplica confiada  a Dios, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que toma un sentido particular en tiempos del COVID-19.

La oración se realizaró en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones, el 19 de abril, Domingo de la Misericordia, frente a un cuadro de Jesús de la Misericordia, que es copia fiel del que fue pintado bajo la dirección de Santa Faustina y fue enviado directamente desde el Santuario de la Divina Misericordia de Vilna, Lituania por el Arzobispo de Vilna.

La invitación del obispo expresó: “este año pidiéndole por todos los males presentes. Por Jesús misericordioso, que por nosotros murió y resucitado vive glorioso en el cielo, e intercede constantemente en nuestro favor, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para obtener auxilio en el tiempo oportuno (Heb 4,16).

Mucho puede la oración hecha con fe y mucho más cuando es en la comunión de la caridad.

Cada persona y cada comunidad lo hará a su modo. Puede también sumarse la oración personal o en familia, a la forma comunitaria.”

La imagen de la Divina Misericordia se ha difundido con una rapidez increíble a nivel mundial. Su origen es una revelación a Santa Faustina en 1931 en que el mismo Jesús le pidió a Faustina que se pintara una imagen, explicándole luego su significado y lo que los fieles alcanzarán con ella. Se pintaron tres imágenes, pero la más conocida es la tercera que se realizó.

Cuenta Santa Faustina en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido”.

“Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío’. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero”.

Jesús le señaló: “Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria”.

Otro día, estando Santa Faustina en oración, Cristo le dijo: “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas”.

“Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios”.

Santa Faustina contaba todo esto a su confesor, el actual Beato P. Miguel Sopocko, quien designó al pintor Eugenio Kazimirowski para que realizara la imagen según las indicaciones de la santa.

“Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté profundamente en mi corazón”, escribió Santa Faustina en su diario.

“Fui a la capilla y lloré muchísimo. ¿Quién te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: ‘No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia’”.

Fuente:

https://www.aciprensa.com/noticias/divina-misericordia-esta-es-la-verdadera-historia-de-la-imagen-23837

En tiempos de coronavirus: cuidado y sentido de la vida

La Comisión Nacional de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay, invitó al cuidado y sentido de la vida en su convocatoria para celebrar el 25 de marzo pasado la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Su mensaje se enmarca en el comienzo de la aplicación de medidas oficiales en relación al Coronavirus en Uruguay, y puso acento en los siguientes cuatro puntos, a la vez de que invitó a unirse a gestos y acciones concretas en este día:

  • El valor y el respeto por cada ser humano, creado por Dios.
  • El hombre salvado y elevado por el Hijo de Dios hecho hombre.
  • En tiempos de coronavirus: cuidado y sentido de la vida.
  • La mujer embarazada y su hijo.

Transcribimos el comunicado:

Comisión Nacional de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay 

25 DE MARZO – ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR – DIA DEL NIÑO POR NACER 

La Comisión Nacional de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, previo al 25 de marzo, invita a todos a celebrar la Solemnidad de la Anunciación del Señor con una especial atención a la mujer embarazada y su hijo por nacer.

1. El valor y respeto por cada ser humano, creado por Dios

Junto con las declaraciones de la mayoría de los hombres y pueblos reconocemos el derecho a la vida de cada ser humano y su dignidad, que no es otorgada por ningún poder de este mundo.

Recordamos que el ser humano es la única creatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma (GS 24). Por ello cada hombre o mujer, pequeño, grande o anciano, es imagen de Dios y merece todo respeto y atención.

En esa imagen divina, el ser humano relacionado con los demás, es sobre todo, una relación hacia Dios.

2. El hombre salvado y elevado por el Hijo de Dios hecho hombre

Tal dignidad de todo hombre es ensalzada aún más por la Encarnación del Hijo de Dios. El Hijo, que existe antes del tiempo en el seno del Padre, Verbo y Sabiduría, por quien todo fue hecho, asume nuestra naturaleza humana, por nosotros y por nuestra salvación, para elevarnos a la condición de hijos adoptivos y conducirnos a su Padre.

3. En tiempos de coronavirus: cuidado y sentido de la vida

El valor de cada ser humano y su vida se pone de algún modo patente en esta epidemia de coronavirus que nos mueve a todos y cada uno a cuidar su vida y a cuidar la vida de los demás, especialmente los más vulnerables, comenzando por los ancianos.

Al mismo tiempo la epidemia es ocasión de una mirada total de la existencia, que incluye la muerte y el sentido de la vida, el juicio de Dios y la conversión, la muerte

 de Cristo y su resurrección. El Dios que nos llamó a la vida y nos hace responsables de cada ser humano, nos salva y llama a la conversión para la vida eterna.

 4. La mujer embarazada y su hijo

Sin duda que la situación más dependiente de la vida humana la tiene el niño en el vientre de su madre: su vida está en manos de ella y de los demás. Él es siempre el hijo de una madre que lo lleva en su seno y de un padre, de quienes tiene derecho a

 protección y amor. El deber de la sociedad es proteger ese niño y sostener a su madre, incluso en medio de diversas dificultades.

Hacemos un llamado a salvaguardar en todo momento al hijo que está en el vientre de su madre y a la madre que lo nutre. Ella también requiere protección para poder llevar a término el nacimiento de su hijo y su desarrollo futuro.

 5. Invitaciones concretas para este 25 de marzo

1o. En primer lugar hacemos un llamado general a rever nuestra cultura con respecto al derecho del Niño por nacer y esto nos ayude a formarnos en la protección y defensa de la madre embarazada y su hijo.

 2o. Invitamos a todos los cristianos, de diversas comunidades eclesiales, a unirnos en la oración del Padrenuestro, según el llamado del Papa: “invito junto a todos los cristianos de las varias confesiones, a invocar el Altísimo, Dios todopoderoso, recitando contemporáneamente el Padre Nuestro“.

3o. Los católicos tienen la posibilidad de unirse a la celebración de la Anunciación del Señor de diversas formas. Sugerimos se incluya también la intención: Por la mujer embarazada y su hijo, para que con amor y la solidaridad de todos, con el apoyo social, pueda cuidar al niño que lleva en su seno.

 4o. Sugerimos también el rezo del Ángelus a las 12, así como en la mañana y en la tarde, para invocar a la Madre de Dios; por todos los que luchan en esta epidemia, por los que cuidan la vida de los seres humanos de diferentes maneras, por los que sufren la pérdida de seres queridos, por los difuntos y particularmente por la mujer embarazada y su hijo y por todo niño por nacer.

Que Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, que por nuestra causa fue crucificado y venció el pecado y la muerte, y nos abre el camino hacia el Padre, Él que ha querido de alguna forma llevar en su carne a cada ser humano, nos acompañe en todo momento y nos regale también la compañía de María, su Madre, de San José y todos los santos,