De vida o muerte: cuando lo esencial es invisible

La expresión “cuestión de vida o muerte” refiere a: “algo que es extremadamente importante y que a menudo involucra decisiones que determinarán si alguien vive o muere» (www.meaning88.com).

No hay muchos temas que encuadren en esta definición, pero no cabe duda de que, la Eutanasia y el Aborto, son en su esencia, cuestiones de vida o muerte. Sin embargo, hay sociedades en que, distintos grupos políticos pretender tratar a ambos como neutros a la hora de definir sus identidades partidarias. En algunos casos, sin haber anticipado claramente sus posturas en períodos electorales, los políticos son capaces de sorprender en decisiones fundamentales. Más difícil de explicar es que muchos votantes acepten la indefinición y en algunos casos, sigan siendo capaces de entusiasmarse por agrupaciones, sin exigir posturas claras en estos y otros temas de vida o muerte.

Sin embargo, sigue habiendo sociedades en que las “cuestiones de vida y muerte” continúan separando las aguas, y permitiendo diferenciar las posturas filosóficas que alientan a los representantes que elaboran las leyes. Dios quiera que no pierdan esta forma de elegir gobiernos.

¿Cómo pueden los votantes adherir y ser fieles a un grupo político que no tenga una definición sobre temas extremadamente importantes? Hace algunos años, un político uruguayo de alto perfil me contestó ante una pregunta similar que, llegadas las elecciones, la gente termina votando igual por las banderas que lo identifican. Ese político renombrado, a los pocos años recibió un impensado revés electoral.

Posiblemente la explicación requiera recurrir a la frase de Antoine de Saint-Exupéry: “Lo esencial es invisible a los ojos”, y, aunque no parezca evidente, la ausencia de definiciones fundamentales genera lealtades superficiales. Por eso, cuando se analiza el desprestigio del sistema político, deberíamos preguntarnos si una de sus razones no está en el tratamiento superficial de las cuestiones de vida y muerte.

Fuente:

https://www.meaning88.com/dictionary/a%20matter%20of%20life%20and%20death

Anuncio publicitario

Desde Uganda a Uruguay: dejarse sorprender junto al Rosario

La historia de Henry Bukenya merece ser contada, y está recorriendo el mundo bajo el título Uruguay: “Porque esta es mi vocación”,  en la forma de un artículo destacado en la página de la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada” y en la edición de enero de Mirror, la publicación con forma de revista de esa fundación.

Henry Bukenya es un joven ugandés que no conoció a su madre. Ella murió al momento de su nacimiento. Podría tratarse de una historia de abandono más, en el convulsionado país africano. Y en cierto sentido podría serlo, ya que, su padre, que tenía otras tres esposas y siete hijos, no quería saber nada de él. Pero Henry no estaba solo, y su abuela lo acogió, lo bautizó y lo llevó a la escuela y a la parroquia. Allí oyó hablar de la Virgen. “María es mi madre. Siempre que tenía un problema, acudía a ella, pero también para darle las gracias. Y así sigo haciéndolo hoy. Ella me acompaña en mi vida”.

Uganda es un país del centro-este de África, poblado por decenas de grupos étnicos. Se dice que el idioma inglés y el cristianismo son elementos de unión para los pueblos diversos que habitan su territorio. A su vez, el idioma swahili tiende lazos entre los ugandeses y sus vecinos Kenia y Tanzania. Cerca de las cuatro quintas partes de la población es cristiana, integrada por católicos y protestantes (mayoritariamente anglicanos, pero también pentecostales, adventistas del séptimo día, bautistas y presbiterianos). Aproximadamente una octava parte de la población es musulmana. Como en otras partes de África, el Islam y el cristianismo se han combinado con religiones indígenas para formar varias tendencias religiosas sincréticas.

Como evidencia a favor de quienes dicen que no hay nada más práctico que la oración, el artículo de Mirror nos cuenta: Henry se encontró con el Club del Rosario, que reúne a niños que tienen un amor especial por la Virgen y que participan en la iniciativa “Un millón de niños rezando el Rosario”. Hay más de diez mil niños en Uganda que se reúnen dos veces por semana para rezar el Rosario, y Henry participa. Durante años, Blythe Kaufmann, la fundadora del club, se fija en él, pues no todos los jóvenes rezan con tanta devoción como Henry. “María siempre nos lleva a Jesús”, dice Henry, y su sonrisa dice aún más: fue Ella quien le hizo descubrir en su corazón la vocación al sacerdocio.

En un país donde, a diferencia de Uruguay, abundan las vocaciones religiosas, Henry descubrió que quería ser sacerdote católico. La selección de seminaristas suele ser muy estricta en estos días, y lo es particularmente en Uganda, por lo que sucedió lo que se podía esperar: el joven aspirante no fue aceptado en el seminario.

Pero Henry no se rinde, y una y otra vez acude a su Madre: sobrevive con trabajos ocasionales y ayuda en la parroquia, especialmente en el Club del Rosario. Blythe percibe su vocación y habla con el Obispo Jaime Fuentes de Uruguay, que está de visita en Uganda. El Obispo inicia una intensa correspondencia con el que entretanto es ya un hombre joven, y se da cuenta de que Henry va en serio. Juntos deciden que Henry vaya a Uruguay para estudiar Teología en la Diócesis de Minas.

La voluntad de Mons. Jaime Fuentes fue un factor de esperanza para que Henry pudiera cumplir con su vocación, pero venir desde el centro-este de África a estudiar en Uruguay, requiere recursos.

Nuevamente Henry recurrió a la Virgen, se dejó guiar,  las puertas se fueron abriendo y los recursos aparecieron. Ahora le queda seguir rezando y estudiando, hasta culminar la carrera, esperar la ordenación poder entregarse a su vocación. El artículo de “Ayuda a la Iglesia Necesitada” culmina diciendo una frase de Henry: “Santa María, sede de la sabiduría, ruega por mí”.

Fuente:https://acninternational.org/es/uruguay-porque-esta-es-mi-vocacion/

Semanario Búsqueda: Parte de la religión

“Parte de la religión” es el nombre de la columna de Andrés Lanza en la edición del semanario Búsqueda del 17 de setiembre de 2020.

Una columna para recordar y atesorar, por su valentía, objetividad y claridad.

Este año tuvimos más de una instancia que podría augurar que, por lo menos ya algunos se animan a cuestionar las vacas sagradas de la religión laica uruguaya.

Sin embargo, el artículo cae en incluir una asociación subyacente de la religión católica (y con ella su estructura de pensamiento), como contrapuesto al pensamiento libre y racional. Ese supuesto sencillamente “no concuerda con la razón” y seguramente se explica por el contexto de “ignorancia religiosa obligatoria” que caracteriza a la cultura nacional.  

La razón no necesariamente se contrapone con la identificación de dogmas o principios sobre los cuales se construye el conocimiento: la física, la matemática y hasta las tecnologías de la información y comunicación se construyen con bases sólidas (equivalentes a los dogmas). Estos conceptos se identifican como límites del conocimiento y son aceptados como fundamentos probados que permiten avanzar en el conocimiento racional (y siempre que se pueda, empírico).

Es bueno recordar que la religión católica cuidó y atesoró la racionalidad griega, soporte fundamental del pensamiento racional de Occidente. Por eso le debemos a la Iglesia Católica o a sus intelectuales, entre otras cosas, las universidades modernas, la contabilidad, el big bang y muchos de los grandes descubrimientos científicos.

Entre los contados dogmas católicos, hay uno que  tiene un lugar privilegiado: la Posibilidad de conocer a Dios con la SOLA LUZ DE LA RAZON NATURAL:

Es así que el concilio Vaticano (1869-1870) bajo Pío IX (1846-1870) declaró:«Si alguno dijere que Dios vivo y verdadero, creador y Señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema.» Dz.1806
«La misma Santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas.» cf. Dz. 1785.

Por supuesto que la redacción del párrafo anterior está pasada de moda, pero su significado es absolutamente vigente. Más allá de que sea políticamente incorrecto de aceptar para el laicismo uruguayo, la verdad es que: los católicos reconocen algunas pocas cosas como “misterios” o conceptos que superan la inteligencia humana (también la Física lo hace). De la mano de esos misterios, los católicos identifican unos pocos dogmas cuya coherencia con la realidad ha sido comprobada en el día a día, en las buenas y en las malas, generación tras generación.

Todo esto forma parte de una construcción cuya prueba de fuego es la evidencia empírica de un edificio de fe y razón que la Iglesia Católica ha regalado también a Uruguay, junto entre otras cosas con la Biblioteca Nacional, la Universidad de la República.

Por motivos como esos hoy mismo, y a lo largo de la historia, muchas grandes mentes sienten o han sentido que: es racional creer que Dios existe y la fe católica es el mejor lugar para relacionarse con lo trascendente de una manera coherente con la realidad.

Podríamos nombrar y analizar unas cuantas vacas sagradas más donde ser mira con fe lo que debería mirarse con razón y se confunde el creer con el respetar,  pero preferimos compartir el link a la columna “Parte de la religión” de Andrés Lanza:

https://www.busqueda.com.uy/Secciones/Parte-de-la-religion-uc45842

Eutanasia y suicidio asistido: carta abierta de Mons. Jaime Fuentes

CARTA ABIERTA A LOS SEÑORES LEGISLADORES

Señores legisladores:

aliviar el sufrimiento de las personas que, padeciendo una enfermedad terminal, sufren dolores que pueden llegar a ser insoportables, es un deseo generalizado. Coincidiremos todos en la necesidad de buscar los modos de aliviarlos; como sociedad, tenemos mucho por hacer.


En esta línea quiere ir el Proyecto de ley eutanasia y suicidio asistido. Pero entiendo que le erra feo.

1) Porque tenemos el mayor número de suicidios de América Latina y uno de los mayores del mundo. ¿No es un completo sinsentido pretender legalizar su práctica?


2) Solamente en cinco países está legalizada la eutanasia: Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia; y solo en Suiza es legal el suicidio asistido. En Bélgica, después de su legalización había solo unos cientos de casos de eutanasia al año. Actualmente hay más de 2.300 casos oficialmente registrados y la tendencia va en aumento (Deutsche Welle, 26.II.20). ¿Queremos seguir este camino?


3) Las leyes influyen, para bien o para mal, en el conjunto del comportamiento social. Sin duda, esta ley alentará a los suicidas en potencia. Si es legal…

4) Resulta macabro el mensaje que recibirán las generaciones jóvenes, si se permite que un médico tenga licencia para matar. En todo caso, ¿por qué sólo ellos? El médico estudia para curar, no para matar.


5) Dicen que, con la ley, se respetará la libertad individual de decidir cuándo morir. Pero ¿no vivimos en sociedad y somos inter dependientes? Si alguien ve a una persona que intenta suicidarse, ¿no trata por todos los medios de disuadirlo ¡porque es humano, nomás!? Con la ley que se propone, la reacción lógica será: “por mí que se mate, si es legal”… ¿Esta es la clase de sociedad que queremos, individualista a más no poder?


6) Se olvida que el fin no justifica los medios. La vida humana posee la mayor de las dignidades y, por lo tanto, reclama el mayor de los cuidados. Decidir cada uno por su cuenta cuándo morir, ¿es un derecho humano?, ¿quién lo dijo, dónde está escrito?

En el tiempo pandémico que estamos viviendo, mientras nos cuidamos de un contagio mortal, el proyecto de ley de eutanasia y suicidio aparece por demás sombrío. Hoy, más que nunca, necesitamos en Uruguay un proyecto colectivo entusiasmante: nuestro mayor problema es la falta de población. Hungría, Rusia, Serbia, Alemania…, que también lo tienen, han hecho planes concretos para incentivar la natalidad y lo están consiguiendo; en nuestro cercanísimo y silencioso Paraguay, que en el año 2000 tenía 5 millones y pico de habitantes, hoy son más de 7 millones y su PBI crecerá 4% en el 2021 (Banco Mundial). ¿Qué podemos hacer nosotros?

Señores legisladores: estudiar el problema y trabajar por un Uruguay mejor –“se precisan niños para amanecer”, ¡claro que sí!- es lo que se espera de ustedes. Agradezco la atención prestada y me despido, atentamente,

Dr. Jaime Fuentes – Obispo emérito de Minas

Eutanasia Legal: la extraordinaria vulnerabilidad de los pacientes

La extraordinaria vulnerabilidad de los pacientes frente a sus médicos ante su posible participación en la eutanasia legal es analizara en un artículo titulado  Eutanasia no es un tratamiento médico, publicado por el Bristish Medical Bulletin de Oxford Academic, cuyos autores son J. Donald Boudrau y Margaret A. Somervielle.

Los autores expresan que:  …Es importante apreciar cómo la enfermedad afecta a las personas en todas las esferas de sus vidas. Los pacientes se vuelven intensamente vulnerables, impresionables y abiertos al abuso. Pellegrino ha resumido la naturaleza del encuentro clínico elocuentemente como «una constelación peculiar de urgencia, intimidad, inevitabilidad, imprevisibilidad y vulnerabilidad extraordinaria dentro de la cual se debe dar confianza».

Esta vulnerabilidad establece una obligación intensa y duradera de los médicos; deben responder a la persona herida con autenticidad, compasión y sentido moral. Este último exige que los médicos aprovechen y desplieguen sus influencias únicas y poderes persuasivos de una manera particular.

La naturaleza esencial de la medicina ha evolucionado con el tiempo en una dirección que reconoce la extraordinaria vulnerabilidad de los pacientes y los cuida con ferocidad contra su explotación. En parte, esto se ha logrado imponiendo límites inviolables en el terreno de acción del médico.

Además, creemos que, incluso si uno aceptara que la eutanasia era éticamente aceptable, lo cual nosotros no aceptamos, abre demasiadas puertas para el abuso.

La profesión médica ha llegado a una encrucijada; debe elegir si acepta la eutanasia como tratamiento médico, como una extensión lógica de la atención al final de la vida, o puede rechazar la redefinición de su mandato de curación que esto conllevaría.

Creemos que, mirando hacia atrás en el futuro, los eventos de eutanasia de la actualidad se verán como un punto de inflexión, no solo para la profesión de la medicina, sino también para las sociedades.

Cruzando la línea en la arena articulada por Hipócrates, que como médico «no le daré un medicamento mortal a nadie si me lo solicita, ni haré una sugerencia al respecto», resultaría en que el «médico como sanador» se convertiría en ‘doctor como verdugo’.

En resumen, la curación y la eutanasia simplemente no son compatibles y la eutanasia nunca puede considerarse «tratamiento médico».

Mag. Pablo Torres

Fuente:

https://academic.oup.com/bmb/article/106/1/45/321635

Eutanasia legal: severa disminución en la atención de pacientes terminales en Holanda

Holanda fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasia, en 2002.

En una entrevista dada a la investigadora Dra. Anne-Mrie The a más de siete años de la aplicación de la normativa, la Dra. Els Borst, ex ministro de salud y viceprimer ministro que guió el tratamiento de  la ley a través del parlamento holandés, admitió que la calidad de la atención médica para los enfermos terminales había disminuido desde que entró en vigencia la ley.

La investigadora Dra. Anne-Mrie The dijo al respecto que “los cuidados paliativos eran tan inadecuados en Holanda que los pacientes a menudo preguntan para la eutanasia por miedo a morir en agonía porque el cuidado y el alivio del dolor son muy pobres.” La investigadora agregó que se había instalado la mentalidad de: ‘pensar que lo hemos arreglado todo de manera ordenada adoptando la eutanasia”

Esta percepción es consistente con otros estudios que indican que el cambio social ha llevado a que la actitud de negar la eutanasia sea considerada como una forma de discriminación contra las personas con enfermedades crónicas, ya sean físicas o psicológicas, porque esas personas se verán obligadas a «sufrir» más tiempo que las personas con enfermedades terminales.

Los hechos muestran que la eutanasia ha pasado de ser una medida de último recurso a una de intervención temprana.

A esto se ha sumado que la eutanasia no voluntaria ha pasado a justificarse  apelando al deber social de los ciudadanos y al pilar ético de la beneficencia.

Mag. Pablo Torres

Fuentes:

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3612319/

Eutanasia y suicidio asistido: la ilusión de salvaguardas y controles

Un artículo de la US National Library of Medicine, National Institutes of Health analiza que en todas las jurisdicciones, se establecieron leyes y salvaguardas para prevenir el abuso y el mal uso de estas prácticas. Las medidas de prevención han incluido, entre otros, el consentimiento explícito de la persona que solicita la eutanasia, la notificación obligatoria de todos los casos, la administración solo por médicos y la consulta de un segundo médico.

La investigación proporciona evidencia de que estas leyes y salvaguardas son regularmente ignoradas y transgredidas en todas las jurisdicciones y que las transgresiones no llegan a ser penadas por la justicia.

Cita ejemplos en que alrededor de 900 personas al año reciben sustancias letales sin haber dado su consentimiento explícito, o de lugares en que casi el 50% de los casos de eutanasia no se informan.

El estudio analizar que la mayor tolerancia a las transgresiones en sociedades con tales leyes representa una «pendiente resbaladiza» social, y que, aunque la intención inicial era limitar la eutanasia y el suicidio asistido a una opción de último recurso para un número muy pequeño de personas con enfermedades terminales, algunas jurisdicciones ahora extienden la práctica a recién nacidos, niños y personas con demencia.

En algunos casos, una enfermedad terminal ya no es un requisito previo y se está considerando la eutanasia para cualquier persona mayor de 70 años que esté «cansada de vivir». La legalización de la eutanasia y el suicidio asistido, por lo tanto, pone en riesgo a muchas personas, afecta los valores de la sociedad con el tiempo y no proporciona controles ni salvaguardas.

El cambio social ha llevado a que el hecho de negar la eutanasia sea considerado como una forma de discriminación contra las personas con enfermedades crónicas, ya sean físicas o psicológicas, porque esas personas se verán obligadas a «sufrir» más tiempo que las personas con enfermedades terminales. La eutanasia no voluntaria ahora se justifica apelando al deber social de los ciudadanos y al pilar ético de la beneficencia. Así, la eutanasia ha pasado de ser una medida de último recurso a una de intervención temprana.

Mag. Pablo Torres

Fuente:https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3070710/

Eutanasia o suicidio asistido: entre 0,3 y 4,6% de las muertes en países donde se legalizó

La eutanasia voluntaria es legal actualmente en Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Suiza, Canadá y Colombia, según un informe El País del 12 de febrero de 2020. Por otra parte, según consigna Medical News Today, a diciembre de 2018, esta práctica fue aplicada a entre el 0,3 y 4,6% de las muertes, un 70% de las cuales fue por cáncer.

Compartimos siete de los argumentos en contra:

  1. Si los costos del tratamiento para mantener vida a la persona de manera digna son provistos por el Estado, o por alguna Institución, existe el riesgo de que el sistema tenga un incentivo económico para alentar el consentimiento de la eutanasia.
  2. Puede brindar a los sistemas una alternativa socialmente más aceptable frente la compra de medicamentos costosos.
  3. Los pacientes y sus familias pueden ser presionados directa o indirectamente a dar su consentimiento.
  4. La regulación y control del sistema es compleja y marcada por sus deficiencias, aún en países desarrollados.
  5. Fuentes especializadas señalan que existe el riesgo de que el suicidio asistido por un médico comience con aquellos que tienen una enfermedad terminal y desean morir debido a un sufrimiento intratable, pero luego comienzan a incluir a otras personas.
  6. No pocas veces los pronósticos médicos no se cumplen y el paciente tiene una recuperación inesperada.
  7. Las técnicas actuales de cuidados paliativos, junto a la posibilidad de negarse a tratamientos de ensañamiento médico, hacen innecesaria la eutanasia. La persona puede morir dignamente sin necesidad de interrupción voluntaria de la vida.

Fuente:

https://www.medicalnewstoday.com/articles/182951#some-statisticshttps://elpais.com/sociedad/2020/02/19/actualidad/1582115262_135029.html

Obispos del Uruguay: aporte para el debate sobre la Eutanasia

La Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) difundió “Declaración sobre la Eutanasia y el Suicidio médicamente asistido. Un aporte para el debate público” con el objetivo de «contribuir al necesario y civilizado debate público sobre un tema tan relevante».

En la presentación del documento, los obispos expresaron la necesidad de que Uruguay: «acoja, proteja, promueva y acompañe a cada persona en toda su existencia, incluida la etapa final de su vida terrena, a través de la fundamental ayuda de la familia, la medicina paliativa y la genuina experiencia religiosa».

Aseguraron que «no es éticamente aceptable causar la muerte de un enfermo, ni siquiera para evitarle el dolor y el sufrimiento, aunque él lo pida expresamente. Ni el paciente, ni el personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona…esa acción constituye un género de homicidio llevado a cabo en contexto clínico» y, aclararon, que  tampoco «es éticamente aceptable la obstinación terapéutica que consiste en querer prolongar la vida del paciente a toda costa, sabiendo que no se proporciona un beneficio al paciente».

Los Pastores resaltaron que «nuestra sociedad necesita apoyar las leyes que prevengan y desestimulen cualquier género de eutanasia y suicidio asistido». Asimismo, enfatizaron que «jurídicamente, un proyecto en favor de la eutanasia y el suicidio medicamente asistido, implica cambiar el valor absoluto de la vida humana y su carácter de derecho humano fundamental indisponible e irrenunciable, contra la Constitución y los Derechos Humanos».

Compartimos a continuación el Resumen conclusivo de la Declaración. Texto Completo Declaración sobre la Eutanasia y el Suicidio médicamente asistido. Un aporte para el debate público”

RESUMEN CONCLUSIVO

  1. A fin de que los lectores puedan comprender mejor los mensajes principales que queremos trasmitir en este documento, hacemos un resumen conclusivo: 
  2. La dignidad de la persona se fundamenta en el mismo hecho de pertenecer a la especie “humana”. La vida de cada persona es bella,única, irrepetible e insustituible. Además es limitada, la acompaña diversos sufrimientos y también la muerte. Necesitamos un Uruguay que acoja, proteja, promueva y acompañe a cada persona en toda su existencia, incluida la etapa final de su vida terrena, a través de la fundamental ayuda de la familia, la medicina paliativa y la genuina experiencia religiosa. 
  3. Valoramos enormemente la forma de accionar de la Medicina Paliativa. Lo propio de ella es cuidar, aliviar y consolar, humanizando el proceso de la muerte de forma profesional, afectuosa y cercana.
  4. No es éticamente aceptable causar la muerte de un enfermo, ni siquiera para evitarle el dolor y el sufrimiento, aunque él lo pida expresamente. Ni el paciente, ni el personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona. En última instancia, esa acción constituye un género de homicidio llevado a cabo en contexto clínico.
  5. Tampoco es éticamente aceptable la obstinación terapéutica que consiste en querer prolongar la vida del paciente a toda costa, sabiendo que no se proporciona un beneficio al paciente. La aplicación de procedimientos diagnósticos y terapéuticos desproporcionados solo sirve para prolongar inútilmente la agonía. 
  6. La sedación paliativa es una indicación médica científica y éticamente correcta, que se plantea cuando los pacientes padecen síntomas refractarios que le provocan un sufrimiento intolerable. Exige un control clínico permanente del efecto buscado y requiere para su inicio el consentimiento explícito o implícito del paciente, o en caso de incapacidad, delegado en un familiar directo.Los cuidados básicos (alimentación, hidratación, aseo, cambios posturales) deben continuarse y ser periódicamente evaluados.
  7. Nuestra sociedad necesita apoyar las leyes que prevengan y desestimulen cualquier género de eutanasia y suicidio asistido. Valoramos las leyes que han permitido el acceso universal a programas de salud mental, a la medicina paliativa y al sistema nacional de cuidados, pero aún es preciso desarrollar programas que faciliten su cumplimiento y la accesibilidad real a toda la población.
  8. Jurídicamente, un proyecto en favor de la eutanasia y el suicidio médicamente asistido, implica cambiar el valor absoluto de la vida humana y su carácter de derecho humano fundamental indisponible e irrenunciable, contra la Constitución y los Derechos Humanos.
  9. Se induce a error y se abre la puerta a una cadena de violaciones de la dignidad de la persona humana cuando se pretende legalizar la eutanasia y la asistencia al suicidio, mediante el uso de términos genéricos tales como “sufrimientos insoportables” y cuando se los quiere justificar con conceptos vagos como “autonomía absoluta”, “vida indigna de ser vivida” y “muerte digna”. Ninguno de estos términos tienen interpretaciones claras y unívocas. La experiencia en otros países demuestra que terminan dando lugar a diversos abusos.
  10. En las enfermedades graves y más aún cuando probablemente se acerca la muerte, las personas se encuentran por lo general especialmente necesitadas y deseosas de múltiples apoyos, así como de asistencia religiosa. Se trata de un hecho coherente con la naturaleza espiritual del ser humano constatado a nivel sociológico. La Iglesia, servidora de la humanidad, quiere ofrecer la luz de la vida eterna que emana de Cristo muerto y resucitado, capaz de llenar de amor, misericordia y esperanza las situaciones más complejas y, en muchas ocasiones, dolorosas de la existencia humana. Solo así podremos llegar con paz y dignidad a expresar en el momento final sentimientos confiados y palabras similares a aquellas de Jesucristo en su agonía: “En tus manos, Padre, encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46).

Como obispos del Uruguay hemos querido hacer nuestro aporte en esta importante problemática moral. Invocamos la protección del Altísimo para que ilumine a los representantes del Pueblo a fin de que legislen a la luz de la dignidad de la persona y los Derechos Humanos. Del mismo modo pedimos a Dios que oriente y fortalezca al personal de la salud, a las comunidades cristianas y a las familias, para que cuiden y respeten el valor incondicional de las personas que se acercan al final de la vida.

Fuente: sitio web de la Conferencia Episcopal del Uruguay

COVID 19: el rescate de la dimensión espiritual

En los últimos días hemos visto en Uruguay, por lo menos tres publicaciones que parecen estar marcando un nuevo y saludable rescate de la importancia práctica de la dimensión espiritual.

La primera es del Cardenal Daniel Sturla, apoyando sus argumentos en Benedicto XVI para demostrar de manera inequívoca que es absolutamente válido y racional sostener que, en el Uruguay de hoy, no hay nada más práctico que las cosas de Dios.  Cualquiera sea la posición frente a la existencia de Dios, o a la concepción de la relación del hombre con Dios, no puede haber duda racional de que la afirmación del Cardinal se sustenta en lo hechos y en la razón. En parte de su alocución se preguntaba: “Entonces: ¿no es práctico Dios?, ¿no es necesario Dios en esta sociedad uruguaya con dos suicidios por día en promedio?, ¿no es importante que la gente, que todos, encontremos que la vida tiene sentido, que la vida es bella, que la vida vale la pena de vivirse? Qué realmente la vida es un don de Dios, del que no somos dueños absolutos. Qué el mundo no gira sobre si mismo. Y que no somos hechos solo para que nos realicemos en un sentido egoísta, que puede tener el término narcisista, hedonista, sino que somos hechos para los demás, y que ahí se juega nuestra vida y nuestro sentido. Que si Dios nos ha colocado en el mundo es porque tenemos una misión; porque tenemos un porvenir que no se queda solamente en el final de la muerte, sino que se abre a una vida eterna, que si bien es regalo de Cristo por su sangre en la cruz, es un regalo del cual él mismo Señor nos quiere hacer partícipes con nuestra libertad responsable. Que aquí sí, debe responder al amor con amor, que está llamada a aceptar esa invitación a la vida plena, haciendo ya plenitud de vida, en el amor concreto que se hace servicio a nuestros hermanos y honra y gloria a Dios.”

En otra publicación, titulada ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo?, el Dr. Ignacio de Posadas analiza que: “Vivimos una crisis de la Democracia; una crisis de la educación, una crisis de valores. Los críticos más simplistas achacan las culpas a las jerarquías: los gobiernos, los políticos, las autoridades de la educación, los liderazgos. Pero la cosa no es tan fácil.” Y más adelante, luego de citar el libro de Jaime Durán Barba, en “La Política en el Siglo XXI”, dice: “Porque el drama está en que antes de perder de vista los valores, la cultura occidental abandonó lo que soportaba y daba vida a esos valores: la fe en Dios.”

Luego hubo una tercera publicación que esperemos esté marcando el inicio de un nuevo tiempo. El Dr. Leonardo Guzmán, en su columna del diario El País, bajo el título “Urgencias del Espíritu”, refiera a la mencionada publicación de de Posadas y reflexiona que: “Poniendo énfasis en mensajes nobles y combatiendo los disparates de moda, hace falta cimentar de nuevo los valores no solo desde la fe, puesto que son de orden público espiritual y debemos contar con la sed y el impulso de ateos, agnósticos y una legión de solitarios que juntan como pueden destellos del Misterio. Unos enclavarán su idealidad en la fe religiosa, otros en la fe filosófica, otros en la transformación social, pero todos debemos oírnos recíprocamente para ensanchar el espíritu construyendo grandes coincidencias.”.

El Dr. Guzmán culmina su brillante columna preguntando:
“¿No es hora entonces de dejar atrás el mutismo espiritual en que cayó el liberalismo laico y retomar las profundidades que nos infundieron grandeza cuando nos erguíamos sobre convicciones, en vez de contentarnos con llenar formularios huecos y embocar en la “múltiple opción”?

Se trata en definitiva, de rescatar la verdadera laicidad de su deformación en laicismo, uno de cuyas más tristes consecuencias es el “mutismo espiritual” que deshumaniza a la sociedad y la deja a merced de los grupos de poder y vaivenes de la moda.

Mag. Pablo Torres

Referencias:

https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/leonardo-guzman/urgencias-espiritu.html

https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/ignacio-de-posadas/hacerlo.html