Mons. Sanguinetti: una súplica confiada a Dios, Padre de misericordia

Mons. Alberto Sanguinetti invitó a elevar una súplica confiada  a Dios, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que toma un sentido particular en tiempos del COVID-19.

La oración se realizaró en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones, el 19 de abril, Domingo de la Misericordia, frente a un cuadro de Jesús de la Misericordia, que es copia fiel del que fue pintado bajo la dirección de Santa Faustina y fue enviado directamente desde el Santuario de la Divina Misericordia de Vilna, Lituania por el Arzobispo de Vilna.

La invitación del obispo expresó: “este año pidiéndole por todos los males presentes. Por Jesús misericordioso, que por nosotros murió y resucitado vive glorioso en el cielo, e intercede constantemente en nuestro favor, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para obtener auxilio en el tiempo oportuno (Heb 4,16).

Mucho puede la oración hecha con fe y mucho más cuando es en la comunión de la caridad.

Cada persona y cada comunidad lo hará a su modo. Puede también sumarse la oración personal o en familia, a la forma comunitaria.”

La imagen de la Divina Misericordia se ha difundido con una rapidez increíble a nivel mundial. Su origen es una revelación a Santa Faustina en 1931 en que el mismo Jesús le pidió a Faustina que se pintara una imagen, explicándole luego su significado y lo que los fieles alcanzarán con ella. Se pintaron tres imágenes, pero la más conocida es la tercera que se realizó.

Cuenta Santa Faustina en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido”.

“Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío’. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero”.

Jesús le señaló: “Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria”.

Otro día, estando Santa Faustina en oración, Cristo le dijo: “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas”.

“Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios”.

Santa Faustina contaba todo esto a su confesor, el actual Beato P. Miguel Sopocko, quien designó al pintor Eugenio Kazimirowski para que realizara la imagen según las indicaciones de la santa.

“Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté profundamente en mi corazón”, escribió Santa Faustina en su diario.

“Fui a la capilla y lloré muchísimo. ¿Quién te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: ‘No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia’”.

Fuente:

https://www.aciprensa.com/noticias/divina-misericordia-esta-es-la-verdadera-historia-de-la-imagen-23837

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