Mujer en la Vida Pública: Feminismo, Género e Identidad Católica en el siglo XXI

Desde el 5 al 19 de enero 2019 se llevó a cabo en la Universidad Finis Terrae de Santiago de Chile, el IV Diplomado Internacional en la Doctrina Social de la Iglesia: Mujer en la vida Pública.

Seis uruguayas invitadas por José Antonio Rosas, fundador y director de la Academia de Líderes Católicos de Chile, que desde el año pasado se encuentra también en nuestro país, viajamos con la expectativa de formarnos, junto a otros hermanos latinoamericanos, desde una clara identidad cristiana acerca de un feminismo que reconozca la contribución de la mujer en la Iglesia y en el mundo.

En lo académico se basó en el conocimiento y profundización de la doctrina social de la Iglesia, la persona, sexo y género desde una antropología cristiana, los movimientos feministas en la historia contemporánea, la mujer en la visión de los últimos Papas y la contribución en la historia de los pueblos latinoamericanos, y el liderazgo femenino desde una ética del cuidado.

Estos módulos temáticos fueron impartidos por docentes de excelente nivel como el Dr. en historia y en derecho por la Universidad Rey Juan Carlos de España, Enrique San Miguel, la abogada y ex ministra de relaciones exteriores Soledad Alvear, los teólogos Monseñor Felipe Bacarreza, Agustín Ortega y Enrique Colom, la hermana Liliana Franco, presidente de la confederación Latinoamericana de Religiosos, y la Dra. y senadora italiana Paola Binetti, como docentes principales del diplomado, entre muchos otros expositores de altísimo nivel.

Las evaluaciones se basaron en los documentos “Mulieris dignitatem” de San Juan Pablo II y “La mujer: pilar en la edificación de la Iglesia y de la sociedad en América Latina”, y en la elaboración de un trabajo final donde se presentaron propuestas concretas para un feminismo cristiano, realizado por grupos con integrantes de los diferentes países participantes.

Como complemento en la formación vimos dos películas: “las sufragistas” que encarna la lucha de la mujer por el derecho al voto, hecho alcanzado hace a penas unas décadas atrás, en la mayoría de los países del mundo. Y también la película sobre la vida de Sophie Scholl, una joven que lideró el movimiento de la Rosa Blanca en Alemania, generando conciencia de las atrocidades realizadas por los nazis, mediante la palabra escrita en panfletos contra el gobierno del führer Adolf Hitler, hecho que le costara a ella, su hermano y otros jóvenes, la vida.

Nuevos desafíos

Reconociendo los valores positivos del feminismo histórico llevado adelante por tantas mujeres que lucharon por la igualdad de derechos y oportunidades, para poder votar, acceder a la educación, a una vida más autónoma, a un trabajo digno con igual remuneración que la del varón, no cabe más que un legítimo y reconocido agradecimiento.

Actualmente tenemos ante nosotros en este cambio de época, nuevos desafíos que llevan a replantear el tema de la crisis en la familia. No es posible que el éxito en lo profesional conlleve al fracaso de la vida familiar y a una crisis de la maternidad. Tampoco parece justo que en general cuando se trata de trabajo y familia, crecen las obligaciones femeninas sin ningún privilegio, con un mayor grado de estrés y menores oportunidades. Debemos redescubrir juntos nuevos caminos que permitan a la mujer y al hombre desarrollarse más plenamente en clave de complementariedad relacional, tanto en el hogar como en el trabajo.

El individualismo contemporáneo atenta contra la familia, y al faltar ésta se pierde el sentido de pertenencia, produciendo un desarraigo que vulnera a las personas y pone en jaque a la sociedad. Recuperar la conciencia del ser en relación y la imperativa realidad de que soy con el otro, es algo que nos urge hoy.

¡Viva la diferencia!

Aristóteles planteaba que es injusto tratar igual a lo diferente. Más cuando esta diferencia es sinónimo de riqueza, integrando lo diverso. Desarrollarnos en esta complementariedad que nos nutre, con una fuerte conciencia de que nos realizamos a nosotros mismos cuanto más colaboramos en la realización de los demás, nos ayuda a desplegar un fuerte sentido de la ética del cuidado y de todo aquello que hacemos para vivir del mejor modo posible, protegiendo a los más vulnerables. En esto se basa el grado de desarrollo de una sociedad y es en esto en lo que más puede contribuir una líder femenina, aportando desde su lugar en la lucha por el bien común. Como dice el Papa Francisco, es la mujer la que hace a la sociedad más humana.

La familia nos acompaña en todas las etapas de la vida. Como enuncia la ONU y sostiene nuestra constitución, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección por parte de la sociedad y del Estado. Por tanto, abogamos por políticas públicas acorde a este cuidado y protección, y para esto necesitamos de la concientización, responsabilidad y compromiso de todos. Proteger a la familia en nuestra realidad de hoy es lo más revolucionario que podemos hacer.

Silvana Fiamene

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