Los “Pied-Noir” (“Pie-Negro” en francés) eran europeos, la mayoría de origen francés, que nacieron en Argelia durante su ocupación por Francia entre 1830 y 1962. Louis Althusser (1918-1990), filósofo marxista francés, nació como un Pied-Noir en Argelia, en el seno de una familia acomoda, según sus propias memorias. En 1930, los Altusser se trasladaron a la ciudad francesa de Marsella. Louis estudió en la École Normale Supérieure de Paris, donde llegó a ocupar el cargo de Profesor de Filosofía.
Su vida estuvo marcada por períodos de severa enfermedad mental. En 1980, asesinó a su esposa, la socióloga Hélène Rytmann, estrangulándola con sus manos. Declarado inimputable por demencia, estuvo recluido en una institución durante tres años, y finalmente falleció sin haber escrito mucho más. Estos problemas no le impidieron desarrollar una teoría de la que poco se habla pero que, aplicada como manual, ha tenido efectos prácticos marcados en todo occidente: la teoría de los aparatos ideológicos del Estado.
Ella propone agregar a la teoría marxista, que se centraba solo en el aparato represivo de Estado, los aparatos ideológicos de Estado (AIE), un cierto número de realidades que se presentan al observador bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Sugiere una lista empírica de ellas, que comprende entre otras las instituciones siguientes: el AIE religioso (el sistema de las distintas Iglesias), el AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y privadas), el AIE familiar, el AIE jurídico, el AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos), el AIE sindical, el AIE de información (prensa, radio, T.V., etc.), el AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).
El aparato represivo de Estado “funciona en forma predominante mediante la violencia”, en tanto que los AIE funcionan en forma predominante mediante la ideología. Utilizan la ideología, tanto para asegurar su propia cohesión y reproducción, como por los “valores” que proponen hacia afuera.
Lo importante es que utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir, simbólica (no existe aparato “puramente ideológico”). Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes sino a sus feligreses. También la familia, y el aparato cultural (la censura, los premios, la difusión, la legitimación, etc.).
Según sostiene Althusser, ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos del Estado. La mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen del dominio privado, pero no exclusivamente. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las instituciones culturales, etc. Poco importa si las instituciones que los materializan son “públicas” o “privadas”; lo que importa es su funcionamiento.
Para Althusser antes el aparato ideológico de Estado dominante era la Iglesia, que concentraba no solo las funciones religiosas sino también las escolares y buena parte de las funciones de información y “cultura”. Por ello toda la lucha ideológica del siglo XVI al XVII, desde la primera ruptura de la Reforma, se concentró en la lucha anticlerical y antirreligiosa (ej: la Revolución Francesa). Sin embargo, posteriormente el AIE escolar se transformó en dominante. Se podría agregar: la pareja Escuela-Familia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia.
La Escuela toma a su cargo a los niños de todas las clases sociales desde el jardín de infantes, durante aquellos años en los que el niño es más vulnerable y permeable, y les inculca “habilidades” recubiertas por la ideología dominante, de la mano de figuras de autoridad. Ningún AIE dispone durante tantos años y a lo largo de tantas horas diarias de una audiencia tan cautiva. Por ende, para imponer una ideología, es necesario hoy tener incidencia en este AIE en particular. Los maestros que, pueden o no estar lejos de imaginárselo, contribuyen a mantener y alimentar, esta representación ideológica de la escuela, que la hace tan “natural” e indispensable.
El “hombre es por naturaleza un animal ideológico”. La ideología “actúa” o “funciona” de tal modo que “recluta” sujetos entre los individuos por medio de una operación muy precisa que llama interpelación, y que se puede representar con la expresión: “¡Eh, usted, oiga!”. Se sabe perfectamente, dice Althusser, que la acusación de estar en la ideología solo vale para los otros, nunca para uno mismo. Por eso funciona.
Cualquier ideología dominante, se realiza y se convierte en dominante con la puesta en marcha de los AIE. Esta puesta en marcha no se hace sola, por el contrario, es objeto de una ininterrumpida y muy dura lucha en la cual las distintas ideologías, dominantes o periféricas, combaten por controlar los AIE.
Pensemos un poco en la realidad de occidente actual, y trasladémosla a la uruguaya. Pensemos, solo a vía de ejemplo, en la imposición de la ideología de género en las escuelas. Pensemos en las diferentes leyes aprobadas que implican un ataque al ideal antropológico de la familia tradicional. Pensemos en los carteles que promueven, desde instituciones de educación superior públicas, el avance de las plataformas impulsadas por el feminismo radical. Pensemos en los titulares de prensa. Pensemos en los premios a la labor intelectual. Pensemos en la corrección política, en el lenguaje inclusivo, en la automática descalificación y etiquetado de quien se aparta de sus normas. A esta altura la pregunta es casi retórica, pero pongámosla a texto expreso: ¿No resultan evidentes los postulados de la teoría de Althusser sobrevolando todas estas movidas?
Laura Álvarez Goyoaga
Fuentes:
https://plato.stanford.edu/entries/althusser/
Ilustración:
Dibujo de Arturo Espinosa: Louis Althusser for PIFAL